Puede ser el ultimo paso

Hoy es fin de semana y debo redactar lo que va sucediendo. No sé qué hacer esta vez. Esto es lo último que voy a escribir y sí deseo continuar, ustedes se darán cuenta. Todo ha cambiado y ya olvidé si soy o no bisexual. Lo único que les puedo decir es que por fin me animé a decirle la verdad a mí novia —si ella todavía me considera su novio—.
Voy a cambiar totalmente por el amor de ella. Dejaré atrás las fiestas, el alcohol y la dichosa Frontera. ¡Sí! Ella es mi todo y necesito verla porque desde que me mandó el mensaje, no la he visto y la extraño mucho. Va a parecer cursi pero ella es el motor que me da fuerza. Total, si cuando la vea me rechaza, pues ya ni modo. Yo seguiré luchando por su amor. Aunque no sé qué hacer, dentro de mí nace el que le diga la verdad y algo presiento: si se la digo, puedo terminar nuestra historia.
Todo puede suceder, pero este remordimiento me mata por dentro. Si me dice que en ese momento acaba nuestra historia, yo no me daría por vencido. Y me resulta difícil creer que ella ya no me quiera. Hoy sucedió algo increíblemente inesperado: le fallé otra vez. Le dije que si podía verla el viernes y me dijo que sí pero no pude ir por asuntos escolares.
Ahora, esperaré hasta el martes. Ojalá y no tenga ningún problema porque, si lo hay, ella definitivamente me dejará. Dice que siempre le digo lo mismo cuando no la puedo ver. Toda esta semana estuve reflexionando y, sin pensar, iba a cometer un error muy grande. Esa falta nunca me la perdonaría. Pero qué bueno que nada pasó y, afortunadamente, pude hablar con la persona antes de que ocurrieran problemas. ¡Cómo me muero de ganas decirle a mi novia que la quiero, la amo, la extraño y que es lo más importante para mí! Aunque ella no lo crea, todo esto es verdad.
 Después de que la vaya a ver, espero y todos los problemas se arreglen. Sin embargo, ella será un motivo para seguir escribiendo. Si. He pensado muy bien en dejar mi pasado atrás y luchar por ella. Esto es lo que me importa: seré su futuro así como ella es el mío. Y todo puede suceder, por una simple frase: “Al fondo y a la derecha”.